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«Los molinos son un bien valioso como elemento etnológico a conservar», aseguró ayer el conseller de Medi Ambient del CIM, Miquel A. Borrás junto al cap de servei, Josep Antoni Aguiló, con motivo de la presentación del programa de restauración de molinos para este año que además incluye tafones y sínies.

A tal efecto, el CIM se ha marcado como meta restaurar al menos 15 molinos al año. Además prevé su aprovechamiento eólico para energia eléctrica. Elementos del medio rural que forman parte del paisaje ancestral de Mallorca y que sus propietarios pueden restaurar, beneficiándose de una subvención por parte del CIM que supone el 75 % del coste de la obra. Así, el titular corre con los gastos de los materiales que pueden oscilar en torno a los seis mil euros y la institución con la mano de obra, que triplica el coste.

El objetivo de esta iniciativa, coordinada por Aina Serrano, se fundamenta en promover, en el marco del Pla de Desenvolupament Sostenible del Departament de Medi Ambient i Natura del CIM, la restauración de las distintas tipologías de molinos, respetando el estado original y las técnicas tradicionales.

Según Borrás, en Mallorca existen 2.450 molinos de viento, de los cuales 1.062 estan en Palma, 629 en Campos y 298 en Sa Pobla; 150 molinos de agua; 4.365 norias, la mayoría entre Muro, LLubí y Sa Pobla; 606 tafonas, 43 en Sóller.

Este patrimonio, en parte catalogado, atañe tanto a la propiedad privada como pública, al afectar a los ayuntamientos como es el caso de los molinos del Jonquet. Sin embargo, el conseller no se muestra partidario de su declaración como BIC e indicó que «no se trata de castigar a nadie sino de tener aliados». El programa se complementa con un curso de mantenimiento de molinos de viento, en abril, destinado a la formación e inserción laboral para un máximo de 15 alumnos con un coste de matrícula de 73 euros.