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El Circo Williams, el circo de los animales, ya está aquí. Faltan unos pequeños detalles para que su instalación quede completa y que mañana, viernes, a las seis, tenga lugar su primera función. Así que, prepárense, porque este año llega mejor, con más novedades; por ejemplo, con otra carpa para los animales y con más fieras que nunca; entre ellas los dos tigres, dos preciosos ejemplares que donó Hasso al Williams, y que aunque no actúen, podrán ser vistos. Que ayer estuvimos allí, asistiendo a los últimos reparativos, por lo que podemos dar fe de de que es así. En lo que los operarios ultimaban la puesta a punto de todo aquel tinglado, el director del Williams, Eduardo Raluy, nos habló de los pormenores del circo, así como de sus características. Previamente nos aclaró que, efectivamente, los dos tigres que dormitaban a pocos metros de nosotros en una jaula dividida en dos compartimentos, habían sido una donación de los herederos derey del Rent a Car, que es como conocíamos cariñosamente a Hasso, «que además contribuyó económicamente en la construcción de sus respectivos habitáculos».

Aparte de esos dos tigres, -que reposaban al sol, en un solar a pocos metros de las jaulas-, el Williams, según pudimos ver, cuenta con una pequeña Arca de Noé compuesta por cebras, camellos, llamas, batusi de espectacular cornamenta, yac, ponis y media docena de osos siberianos; uno de ellos, llamado «Tima», que es un portento, sobre todo cuando baila con el hoola-hop y cuando se enfada. ¡Ah! Y gatitos, que habitan en un carromato. Nueve en total, que por lo visto hacen las delicias de mayores y pequeños.
En cuanto a atracciones, las del Williams -señala Raluy-, son variadas, «y modestia aparte, muy buenas. Entre ellas están la de los rusos, que en cuestión de adiestramiento de animales son las mejores. Tenemos los payasos, que ya son conocidos en la isla, pero que este año llegan con nuevos y divertidos números.

Pedro Prieto