TW
0

Lluís Moragues indica que «los sonidos que algunos submarinistas han escuchado en el fondo marino de Mallorca podrían corresponder a barcos que se dedican a detectar hidrocarburos. Estos barcos provocan pequeñas detonaciones cuyas ondas atraviesan el mar y el subsuelo del fondo. Los datos son registrados por sismógrafos y a partir de aquí se puede conocer la composición de ese subsuelo y deducir la posible presencia de petróleo o gas natural». Según Moragues, la actividad de estos barcos es muy frecuente en el Mediterráneo y podría ser el origen de los ruidos, escuchados por submarinistas y que algunos atribuyen a fenómenos extraños.

El Gobierno central (a través del Ministerio de Industria y Energía y el Instituto Nacional de Hidrocarburos) y las empresas energéticas ENAGAS, Butano, GESA, Catalana de Gas, Sociedad de Gas de Euskadi, Gas Madrid, Compañía Española de Gas, Distribuidor de Gas de Zaragoza e Hidroeléctrica del Cantábrico firmaron en julio de 1985 un protocolo por el que, además de encomendar a ENAGAS el desarrollo de la red nacional de gasoductos, se encargaba a esta empresa «la construcción de las nuevas plantas regasificadoras de Huelva, Cartagena y Mallorca».

Es probable la presencia de una bolsa de gas natural en el subsuelo de Mallorca, pero tal vez no se dan las circunstancias adecuadas de tiempo transcurrido (millones de años para la transformación de carbón orgánico que en su momento fue superficial), presión y temperatura para su creación. De todos modos, Moragues cree más factible la existencia de bolsas de gas en las bahías de Palma y Alcúdia, ya que los condicionantes están más definidos, pero se calcula que una perforación para comprobar allí la presencia de hidrocarburos debería llegar a unos 2.200 metros de profundidad. Este sondeo resulta más costoso que uno terrestre.