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Las inversiones pactadas por el Govern balear con la Administración central para mejorar la red viaria de las Islas han estado prácticamente paralizadas durante los últimos cuatro años. En 1997, ambos gobiernos pactaron proyectos por valor de 342,58 millones de euros (57.000 millones de las antiguas pesetas) y hasta la fecha sólo se han invertido 42,07 millones de euros (7.000 millones de pesetas). Es decir, sólo un 12 por ciento.

El convenio de carreteras apenas ha despegado en seis años de vigencia. El diferente color político del Gobierno central y autonómico ha impedido que prosperase. «La discriminación de trato ha sido brutal. En las comunidades autonómicas gobernadas por el PP, han hecho lo que han querido. En cambio, aquí pretenden imponernos el modelo viario», según indica Francesc Quetglas, conseller d'Obres Públiques del Govern.

En Menorca e Eivissa, los proyectos contemplados en el polémico convenio se van ejecutando; lentamente, pero se realizan. Así destacan obras como la ronda Maó-Fornells o la ronda de Santa Eulàlia. Más problemas está teniendo la ejecución de la ronda de Ciutadella. «Presentamos una ronda urbana con elementos de vía parque como carril bici o iluminación tal como hacen en Valencia, pero no admiten el carril para bicicletas. Sólo están dispuestos a financiar la calzada», expone Quetglas.