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El Govern aprobó ayer una nueva declaración institucional en contra de la guerra en Irak y anunció que la ayuda humanitaria se gestionará a través de Cruz Roja o Médicos Mundi y se llevará a los campos de refugiados de iraquíes situados en Siria y Jordania, países vecinos de Irak. En la declaración institución, el Govern considera que tiene «la obligación» de expresar su opinión sobre el ataque que Estados Unidos, con el apoyo de Reino Unido y España, ha iniciado sobre el territorio iraquí. El Ejecutivo constata «la enorme repulsa que provoca la guerra en la ciudadanía española, que se ha manifestado en contra en las ciudades de todo el país de una manera espectacularmente masiva». El Ejecutivo recuerda que «cualquier decisión firme sobre el conflicto debería quedar supeditada al informe definitivo de los inspectores y, en todo caso, la última palabra es de la ONU». «Por este motivo, una vez iniciada la guerra de Irak, y habiendo comprobado la actitud prepotente del Gobierno central y en especial de su presidente, el señor Aznar, significa un grave menosprecio hacia las administraciones autónomas de España y hacia la ciudadanía española», señala la declaración aprobada por el Govern, que será remitida al propio presidente Aznar y al secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan.

Al margen de esta declaración institucional, el conseller de Presidència, Antoni Garcías, anunció que el Ejecutivo ya ha puesto en marcha los mecanismos necesarios para ofrecer ayuda humanitaria al pueblo iraquí. La ayuda será enviada a los campos de refugiados que se han instalado en Siria y Jordania para huir del conflicto entre Irak y las fuerzas aliadas. La ayuda será entregada a la Cruz Roja y Médicos Mundi para que la distribuyan entre la población que ha tenido que abandonar su país como consecuencia de la guerra. El Govern dispone de una partida de 200 millones de pesetas para acciones de emergencia, que será utilizada para ayudar a Irak.