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Cuando aún no se ha inaugurado la exposición «La Sang. Tradició i devoció», -será esta tarde-, el departamento de Cultura del CIM ya ha recibido llamadas de distintos grupos sociales que quieren visitarla. Esto da idea del interés que despierta la figura del Crist de la Sang. Explicar la historia de una devoción tan arraigada es el motivo de este montaje, que se podrá ver en la Capella de la Misericordia.

La artífice de la exposición fue la propia consellera de Cultura del CIM, Maria Antònia Vadell, a raíz del atentado sufrido por la imagen que se veneraba en la palmesana iglesia de la Anunciación y que, en Semana Santa, encabezaba la procesión más popular. La imagen se encuentra en el taller diocesano de restauración, donde deberá ser «reconstruida, más que restaurada», como dijo ayer en la presentación de la exposición Pere Joan Llabrés, delegado diocesano de Patrimonio, que acompañó a Vadell.

La Diócesis ha prestado algunas de las piezas que se exponen y que han viajado a Palma desde la part forana. La devoción a la Sang es una tradición antigua que alcanza oficialidad en 1552, cuando se crea la cofradía de la Preciosísima Sang de Jesucristo, ligada al Hospital General. «Muchas imágenes de sancrists que eran veneradas en iglesias parroquiales, conventuales u hospitales adoptaron el nombre de la Sang», dijo Llabrés.

Por ejemplo, entre las piezas que se exhiben en la Misericordia se puede ver una magnífica imagen de Cristo crucificado, del siglo XIV, procedente del convento de Sant Bartomeu de Inca, que expresa un gran dramatismo en el rostro y la policromía original sanguinolenta en el pecho. Otro ejemplo del dramatismo con que se representaba la Sang es un crucificado del XVI, de Muro. La pieza estrella es el Crist de la Sang del siglo XVI, anterior a la imagen rota y que saldrá en Semana Santa si no finaliza la restauración de ésta, del XVII.