TW
0

La actual temporada de invierno está siendo la peor desde la guerra del Golfo, según confirman hoteleros, agencias de viaje receptivas y empresarios de la oferta complementaria. Buenos conocedores de ello son los comerciantes de Peguera, que aseguran que es una de las zonas de Mallorca más afectadas por el descenso turístico durante estos meses de frío. La tradicional imagen de Peguera como el destino predilecto de los turistas del Imserso y de algunos osados extranjeros ha pasado ya a la historia. Las tiendas, los supermercados, los bares e incluso los hoteles rebosan soledad y vacío por los cuatro costados. Tan sólo el boulevard, el mirador y el paseo disfrutan, en los días soleados, de la alegría de los pocos turistas que nos visitan.

El descenso de ocupación, unido a la baja calidad del turismo, han creado un sentimiento generalizado de inseguridad y temor entre los comerciantes, que a estas alturas se preguntan cómo van a lograr subsistir. El camarero Francisco Nágera calcula que los ingresos han descendido entre un 30 y un 40 por ciento con respecto al mismo período del año pasado. Según él, una de las causas fundamentales de este bajón turístico es la incorporación del euro, «desde que tenemos esta nueva moneda la situación ha ido a peor», afirma.

Carlos Rodríguez, propietario de un souvenir, lleva 12 años trabajando en Peguera y asegura que no recuerda una temporada tan baja como ésta, «estamos muy decepcionados».

Indignación
Por su parte, la dependienta Encarna Herrera sitúa el punto de partida de esta crisis turística en los atentados del 11-S. «Desde esa fatídica fecha, hemos ido bajando escalones, y esto se ha convertido en una vergüenza». Decepcionada pero sin resignación, Encarna explica que es el primer año en que ha tenido que prescindir de las dependientas, «por no poder pagarles».

La dependienta María Isabel del Amo transcurre su jornada en la calle charlando con sus compañeros e intentado encontrar la verdadera causa de esta penosa situación. La clave, según ella, está en el gobierno municipal. «La alcaldesa Nájera lo ha destrozado todo y los perjudicados somos los comerciantes», asegura Maribel con un profundo sentimiento de tristeza y rabia a la vez.

Pese a estos datos negativos, algunos afectados no se atreven a calificar de desastrosa esta temporada; prefieren no dramatizar la situación, para evitar así la presencia de tiempos peores. Ha sido una temporada mala, que, si continúa en esta línea, podría desencadenar épocas realmente negativas. Esta es la postura que defiende el encargado de una cafetería, Juan Expósito, que, aunque reconoce que la temporada está siendo muy baja, afirma que han trabajado más este invierno que el verano pasado, que fue «realmente catastrófico».

Fatalidad
Más allá de las tradicionales quejas, siempre presentes entre los comerciantes, el cocinero José Antonio Carrkui engloba este invierno dentro de la fatalidad y sitúa el descenso de ingresos en un 60 por ciento. «Van a faltar cuerdas y pinos para ahorcarnos», afirma. Entre chistes y realidad, José Antonio se muestra desesperanzado ante las perspectivas futuras. La nota optimista y esperanzadora la pone la dueña de un souvenir, Àngela de Prada, que confía en que el verano que viene la situación «dé un giro de 120 grados».

Pero no son sólo los comerciantes los que aprecian el descenso más desorbitado de los turistas en esta época invernal. Los ciudadanos de Peguera también reconocen que esta temporada está siendo mucho más baja, algo que, en su opinión debe preocuparnos a todos, ya que el turismo repercute en cada uno de nosotros. Es el caso de Pedro y José, que llevan 33 años residiendo en esa zona y no recuerdan un invierno igual. Su sabia memoria rememora los tiempos de las vacas gordas en los que, por estas fechas, las calles, los hoteles y las tiendas estaban llenos de turistas.

Los factores que han provocado esta crisis económica son a nivel general, según los comerciantes, la incorporación del euro, los atentados del 11-S, la ecotasa y el inminente conflicto de Irak. En un nivel más municipal, los comerciantes dicen que la aplicación de la ORA en toda la zona costera de Peguera y la excesiva peatonalización del boulevard han provocado que algunos turistas prefieran otros destinos como Camp de Mar o Andratx.

Los comerciantes de Peguera han perdido la esperanza de recuperar su economía invernal, pero todavía les queda un último aliento de ilusión de cara al próximo verano. Sólo esperan que la situación se normalice aunque son conscientes de que necesitan muchos factores a su favor. El primero de ellos sería la meteorología, que en el pasado estío no se mostró en su plenitud veraniega, sino que fue bastante adversa. Los comerciantes saben que el clima es uno de los alicientes más importantes para captar turistas; por ello confían en que este año sea mucho más caluroso y soleado.

El segundo factor es que la crisis económica empiece a desaparecer, para que los turistas no sólo vengan a la Isla, sino que también inviertan en los distintos comercios, como solían hacerlo antaño.

El tercer factor que debería estar a favor de los comerciantes para que puedan mejorar sus ingresos es, según éstos, que el Gobierno, tanto el central como el autonómico, cambie su política y se preocupe más por los intereses de la población que por los suyos propios.

Sea lo que sea lo que depare el futuro, la imagen actual de Peguera tiene mucho que envidiar a la de antaño. Sus calles añoran el transitar bullicioso de los turistas. Sus playas echan de menos el oleaje de los extranjeros por sus arenas. Sus comercios, ataviados con sus mejores galas, ansían el vaivén de los turistas en su interior desembuchando sin titubeos sus ahorros. Peguera, ahora bajo mínimos, anhela recuperar la gloria del pasado y convertirse de nuevo en el destino emblemático de soñadores turistas en busca de tranquilidad y belleza.

Samantha Coquillat
Fotos: Jaume Morey