Los estudiantes acuden a diario para aprender matemáticas, sociales, lenguas y ciencias naturales.

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Siempre hay dos oportunidades. Han sido muchas las personas en Balears que, por un motivo u otro, no pudieron estudiar en la infancia y la adolescencia. Otros iniciaron sus estudios, pero no pudieron concluirlos. Otras personas, sencillamente, desean completar sus conocimientos en ciertas disciplinas, como la informática.

Lo cierto es que en nuestras Islas hay una buena porción de adultos, de 18, 25, 40 o 60 años, que piensan que nunca es tarde para estudiar. A las cinco de la tarde hay una visible animación en el Centre d'educació de persones adultes del Camp Rodó. En el pasillo, se conversa animadamente. En el aula, los estudiantes prestan una atención inusitada. ¡Muchos profesores desearían que todos sus alumnos fuesen como éstos!

Tomeu Arbona, jefe de estudios del centro, asegura: «Hay varios cursos, pero se trata, ante todo, de dar una oportunidad a aquella gente que no pudo llegar a una formación. Ellos tienen prioridad». Este centro, dependiente de la Conselleria d'Educació, tiene una plantilla de 21 profesores e imparte varias disciplinas. Por una parte, están los cursos no reglados: informática, gimnasia, ball de bot y yoga. Su periodicidad es trimestral, con matrículas abiertas gran parte del año. Los cursos son impartidos por monitores contratados por la asociación de alumnos del centro, un colectivo que emana gran actividad.

Por otra parte, está la educación reglada, la más abundante y también la más imprescindible. En este grupo, la formación de base tiene tres niveles: alfabetización, neolectores y «aprofundiment». Está destinada a aquellas personas que quieren alcanzar unos conocimientos básicos imprescindibles: escribir correctamente, matemáticas básicas, etc.

Según explicó Arbona, «la materia se divide en cuatro asignaturas: matemáticas, sociales, naturales y comunicación (en este grupo, se imparten tres idiomas: catalán, castellano e inglés)». Estos cursos son cuatrimestrales y para acceder a ellos hay lista de espera. «En el curso 2001/2002 pasaron 1465 alumnos por el centro. Pese a las listas, van haciendo los cursos todos aquellos que lo solicitan», dice Arbona.

También están los cursos específicos de castellano para extranjeros, al que acuden personas de distinta procedencia: africanos subsaharianos, europeos o marroquíes.

Toni Limongi