La desaladora de la badia de Palma estuvo el año pasado 199 días
sin funcionar. El buen año pluviométrico (en 2002 llovió en
Mallorca un 34% más que la media anual) hizo que los ayuntamientos
de Palma, Calvià, Andratx y Marratxí hayan dejado de comprar unos
13 millones de metros cúbicos de la planta desaladora sobre una
capacidad de producción de 27 millones, prácticamente la mitad.
Una buena muestra de ello es el funcionamiento actual de la
instalación. Sólo una de las nueve líneas de desalación está
funcionando (un 11 por ciento). Ante esta escasa demanda, el precio
del agua desalada en 2002 fue de 160 pesetas por metro cúbico. En
el 2001, con un mayor aprovechamiento, era de 90 pesetas.
Esta información fue aportada ayer por la consellera de Medi
Ambient, Margalida Rosselló, y el director general de Recursos
Hídrics, Antoni Rodríguez Perea. Ante la aprobación, por parte del
Ministerio de Medio Ambiente, de la construcción de cuatro
desaladoras en Balears (Alcúdia, Andratx, Ciutadella y Santa
Eulàlia), Rosselló y Rodríguez declararon que «esta iniciativa
incumple el Pla Hidrològic Balear, aprobado por el propio Gobierno
central hace un año e impulsado por el ahora ministro de Medio
Ambiente, Jaume Matas, cuando era presidente del Govern. No se
pueden construir desaladoras en Balears sin un acuerdo con el
Ejecutivo autonómico, que tiene las competencias exclusivas. El Pla
Hidrològic Balear no dice nada de desaladoras y una declaración de
interés general del Ministerio no puede estar por encima de nuestro
Estatut d'Autonomia, que fija nuestras competencias».
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