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Como no podía ser de otro modo, los más pequeños también tuvieron su gran fiesta por Sant Sebastià. Fue ayer, a lo lago de la mañana, en uno de sus escenarios preferidos: la explanada que hay frente a la entrada del Parc de la Mar.

Allí se instaló todo cuanto se precisa para poder disfrutar de una mañana, afortunadamente soleada, y desde luego mucho más apacible que la tarde, que discurrió con densos y amenazantes nubarrones colgados del cielo que a más de uno hicieron pensar aquello de adiós, revetlla, adiós.

Castillos y malabaristas
Según nos explicó el regidor Jordi Llabrés, en aquel lugar se dieron cita los cinco Casals d'Infants de Palma, que fueron quienes diseñaron la matiné y que distribuyeron a los asistentes en distintos talleres: el de cócteles (todos a base de zumos, (¡nada de alcohol, eh!); el de antifaces en forma de manos cruzadas; el de serpentinas multicolores; el de maquillaje (unos de mariposas, otros de dimonis), más otros dos en los que se enseñaba a construir algo parecido a un paracaídas con el que luego simulaban que se lanzaban al vacío. Ni que decir tiene que muchos de los papás disfrutaron más, y se lo pasaron mejor, que sus hijos. Y es que siempre sucede lo mismo.

En el lugar se instalaron hasta tres castillos hinchables, así como una especie de habitáculo cerrado con centenares de pelotitas multicolores en el suelo -o mejor, como suelo-, sobre las que los críos se revolcaban, o bien lanzaban a otros críos sin temor a causarse ningún daño.

En cambio, este año no hubo escenario para actuaciones, sino que éstas corrieron a cargo de un grupo de excelentes malabaristas, que además pusieron la música y que en todo momento invitaron a los peques a participar en sus juegos. Pedro Prieto

Fotos: Curro Viera