Sa Pobla vivió ayer una noche muy especial de foguerons, espinagades y gloses. (FOTO: Jaume Morey)

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Una gran multitud de gente llegada de diferentes puntos de la Isla no quisieron perderse la fiesta y se acercaron ayer hasta sa Pobla para conocer de cerca el significado de la nit bruixa poblera. El frío, las nubes y la amenaza de lluvia no vencieron las ganas de participar de una fiesta que goza de una tradición ancestral.
A lo largo de todo el día de ayer los poblers ultimaron todos los detalles para tenerlo todo a punto para la gran fiesta de Sant Antoni.

El fuego de las 170 hogueras que se repartieron por las calles del pueblo encendieron la noche e hicieron olvidar a los asistentes el intenso frío propios de estos días de invierno. Para calentar el cuerpo tampoco faltaron las espinagades de llom amb col, anguiles o bien las coques de pebre o de verdura. De hecho este año se han servido unas siete toneladas de anguilas. Un año más las diferentes autoridades de las islas se apuntaron a compartir la fiesta con los poblers.

Fiel a la tradición, a primeras horas de la mañana la fiesta comenzó para los más jóvenes del pueblo que acompañados de la banda de cornetas de la Cofradía de Sant Antoni fueron a buscar la Llebre, es decir leña para las hogueras de la parroquia y del Ajuntament.
A las tres de la tarde comenzó la fiesta con un pasacalles y fue poco antes de las ocho de la tarde cuando llegaron las autoridades para, seguidamente, acompañados de los caparrots, en comitiva dirigirse a las completes. Acabadas las mismas el actor pobler Simó Andreu clamó el grito «Visca Sant Antoni» que fue contestado por el público asistente. Un grito recuperado el pasado año después de 75 años.

Después de completes el espectáculo piromusical dio el verdadero pistoletazo a la fiesta que con ximbombes y gloses duró hasta altas horas de la madrugada.