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Desde la reinstauración de la democracia, sólo han gobernado en el Ajuntament de Palma dos alcaldes, Ramón Aguiló por el PSIB-PSOE entre 1979 y 1991, y Joan Fageda por el PP desde 1991 hasta el próximo mes de mayo. Durante estos casi veinticinco años se han introducido ligeras modificaciones en la Festa de l'Estendard, aunque la base de la conmemoración ha sido siempre la misma.

EU-EV ha venido cuestionando todos los actos a lo largo de las dos últimas legislaturas y de hecho no ha participado en ninguno de ellos desde 1995. El candidato a alcalde por EU, Eberhard Grosske, no cree que tenga que suprimirse la conmemoración, pero sí piensa que «tiene que haber un cambio radical» en la misma. «Tendríamos que evocar no una conquista sino el hecho de que empezamos a formar parte del área cultural catalana», afirma.

Pere Muñoz, candidato por el PSM-EN, aboga por el mantenimiento de los actos más importantes de la fiesta y valora «la buena voluntad» del PP «al sustituir la presencia del Ejército por la de la Policia Local». El candidato de UM, Ferran Trujillo, piensa que la fiesta ha de adaptarse a «nuestra nueva realidad social», dice.

El candidato a Cort por EU, Eberhard Grosske, considera que deberían eliminarse de la Festa de l'Estendard la ofrenda floral al monumento a Jaume I en la Plaça d'Espanya, «tan rancia como hacer hoy en día una ofrenda a los Reyes Católicos», y los actos religiosos que se realizan en la Seu, «pues en un país laico las instituciones han de preservar su autonomía frente a la Iglesia», dice. «La fiesta tiene que representar en un futuro una afirmación del patrimonio cultural y de los valores de la paz y la multiculturalidad, y no la celebración de una conquista, que es algo como muy del siglo XIX», destaca.