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Algunos se atrevieron a tomar el sol en traje de baño, otros prefirieron pasear por la orilla, dar una vuelta en bicicleta o sentarse a tomar un refresco en una terraza y todos, turistas y residentes, supieron aprovechar ayer la mañana festiva para relajarse en las playas de la costa norte. El buen tiempo convirtió las zonas turísticas de Ca'n Picafort, Muro y Alcúdia en el lugar perfecto para practicar deporte, darse algún tímido baño de mar sólo hasta las rodillas, e intentar prolongar un bronceado que tiene ya los días contados.

La costa fue la alternativa lúdica a la tradición religiosa de Todos los Santos para muchos mallorquines, que pudieron disfrutar de una jornada de ocio. Con la mayoría de los hoteles a punto de cerrar, y muchos que ya avanzaron su cierre a octubre, algunos de los principales complejos turísticos parecían ayer ciudades desiertas, con su mobiliario protegido y dispuesto a afrontar un nuevo invierno. Sin embargo hubo terrazas y bares, sobre todo en el Port d'Alcúdia, que presentaban una afluencia y una animación que sorprendió incluso a sus propios trabajadores.

En algunos hoteles de Ca'n Picafort, donde el paseo marítimo fue el principal punto de encuentro durante la mañana, se preparaban para el fin de temporada, y en sus instalaciones sólo quedaban algunos turistas rezagados, sobre todo alemanes, mientras que en el puerto de Alcúdia abundaba más el turismo británico. Por contra, en las playas de Muro sólo algunas familias descansaban en la arena mientras los niños, los que recibieron con más entusiasmo el día al aire libre, disfrutaron de los juegos infantiles y completaron la jornada con algún que otro helado.