TW
0

Tal como dijo el president Francesc Antich durante el reciente debate sobre el estado de la autonomía, las relaciones entre instituciones "aunque sean gobernadas por distintos partidos" deben ser fluidas y cordiales. Así se constató ayer, tras unos momentos tensos, en la reunión entre el inquilino del Consolat de la Mar y el de Cort, Joan Fageda, para tratar asuntos de importancia que afectan a Palma y sus habitantes.

Siendo como es Palma la capital de la Comunitat, la ciudad más grande del Archipiélago y la que más ha crecido en los últimos años debido a las recientes oleadas de inmigración, era necesario abordar casi con urgencia algunas mejoras para garantizar la calidad de vida de los palmesanos.

El agua, las carreteras, la educación, la asistencia social, la inmigración... son asuntos que preocupan a la ciudadanía y que superan el ámbito de actuación del municipio.

Por eso la reunión de ayer era esperada con interés. En cierto sentido se ha «firmado la paz» entre ambas instituciones. Una paz provisional y que llega tarde. A medio año de las elecciones municipales y autonómicas no se dan las circunstancias deseables para alcanzar acuerdos duraderos. En cualquier momento surgirán nuevos enfrentamientos. Pero es muy elogiable que, pese a todo, se haga un esfuerzo para buscar soluciones a los problemas urgentes de Palma.

Todos sabemos que ninguno de esos problemas se resuelve en un día. Y aunque sólo se hubiera acordado seguir hablando, ya sería algo positivo. Estamos, pues, en el buen camino del entendimiento entre políticos rivales en las urnas. El objetivo es afrontar los problemas comunes y tratar de poner sobre la mesa puntos de vista y posibles soluciones. Sólo así podrán llegar a puntos de acuerdo en el futuro.