Jaume Martí, en Pollença, desde donde nos habló de su estrecha relación con la isla indonesia. Foto: J.P.

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El mallorquín Jaume Martí Vensala es un gran conocedor de Bali. Ha estado, a lo largo de su vida, 14 veces en la llamada isla de los dioses. De ahí le queda una profunda admiración por la isla indonesia. Por eso habla el bajasa, el idioma propio de la zona. Martí estuvo la Isla a principios de los años 80 para realizar los espectaculares jardines del Meliá Bali, el primer hotel que la empresa mallorquina construyó en la zona.

«Estuve muchos meses en Nusa-dua, que traducido al castellano significa isla de dos. Pero iba a comer cada día a la localidad de Kuta, que es donde se ha producido el atentado. Esta localidad se parece un poco al Arenal, una zona donde el turismo ha crecido vertiginosamente. También estaba mucho en Sanur, una zona más elitista, mejor equipada. No entiendo cómo han podido perpetrar un atentado en una zona así, que hasta ahora era muy segura, tranquila y pacífica», asegura.

Cuando Martí se enteró de la noticia del atentado, lo primero que hizo fue ponerse en contacto con Widia Bagús, compañero de profesión que conoció allí y con el que mantiene comunicación constante. «Le he enviado un fax para saber si estaba bien su familia, y para que me contase también cómo se ha vivido allí la tragedia. Es un golpe terrible. La gente de allí es muy pacífica. Son personas que siempre tienen para ti una sonrisa, siempre amables, aunque estén enfadados contigo. Widia es de la casta de los Bagús, una de las tres que predominan en la isla», explica.

Martí, que actualmente está en la empresa de Pollença Drago-Jardinería, visita frecuentemente Bali: «Es un viaje largo, primero hay que ir a París o Fráncfort, luego hay que hacer una escala en Oriente Medio. Pero vale mucho la pena. La isla es un auténtico paraíso, tiene montaña, playas, selva. Ahora se ha construido mucho y ya no es tan salvaje, pero sigue siendo hermosísima. Los nativos son muy religiosos, la mayoría son budistas, aunque también conocí a bastantes musulmanes. No han perdido el rito de las ofrendas. Éstas se hacen muy a menudo y son muy vistosas. Los templos son muy hermosos».