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En un alto de una labor humanitaria, y mientras los soldados David Ramón, que vive en la calle Indústria, de Palma, y Alejandro Revilla, con domicilio cerca de s'Escorxador, se quedan de guardia en el Jeep, el sargento Juan Tosina nos lleva hasta la carretera principal para mostrarnos una amplia extensión de terreno cubierto por una espesa floresta en el que se supone que hay minas.

«Las dejaron unos y otros, y como puede ver usted, los zapadores han señalizado con cintas de color amarillo y azul dónde podrían estar localizadas. Por tanto, lo recomendable es no cruzar este campo. Por precaución, ¿sabe?, pues pueden estar en cualquier lugar». Nos cuenta también Tosina que «algunos serbios y musulmanes con casas por estos alrededores pusieron minas en torno a ellas para defenderse. Sólo ellos saben por dónde pasar para no pisarlas. También las hay en los alrededores del aeropuerto de Mostar. Naciones Unidas no las ha quitado pues, como todo el mundo sabe que están allí, no se acercan, con lo cual aquel lugar queda protegido».

Desandamos el camino y regresamos a donde está el Jeep. «Sin novedad», le dice David. El sargento es canario, pero lleva ya años viviendo en Mallorca. «Vivo en unas dependencias que pertenecieron a la batería de costa de Cala Figuera, y así, de paso, cuido el lugar. Conmigo vive otro sargento». Al igual que el resto de la Sección Balear lleva en Bosnia mes y medio, donde no han vivido ningún sobresalto, al menos de importancia. «Aquí el peligro está en la carretera. ¿No ha visto cómo conducen algunos? No es de extrañar que se maten, basta ver cómo están algunos tramos, con flores y fotos de los se estrellaron. Por lo demás, pocas novedades».