María José Cuenca junto a las variedades de hongos puestas a la venta.

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El otoño es la estación ideal para buscar setas. También para comer frutas que no se tendrá la oportunidad de saborear el resto del año. Esta temporada se han adelantado y se muestran con toda su frescura y esplendor en los mercados. En el del Olivar, en el puesto de Ismael Cuenca y Sebastián Escalas ya se dejan ver los rovellons procedentes de La Rioja y La Seu d'Urgell, cuyo precio por kilo oscila entre los 14 y los 26 euros.

Sebastián Escalas señaló que «la temporada ha venido adelantada debido a las lluvas caídas por todo el país. Se prevé una temporada excelente de esta variedad, que conllevará unos precios muy asequibles, por lo que se podrán emplear en distintas aplicaciones. Ahora, a esperar como de costumbre los rovellons que proceden de Àvila». Entre los consumidores que animaban con su presencia la sección de frutas y verduras del mercado central palmesano surgían discrepancias.

Se barajaban las opiniones acerca de que habría una gran cosecha de setas al haber llovido en agosto y continuar con altas temperaturas. Por contra, que la mayoría se pudrirían rápido pues el calor había sido excesivo. La temporada otoñal no ha hecho más que empezar. Si bien no se encuentran a la venta los preciados esclata-sangs ni otros hongos frecuentes en los bosques mallorquines, sí se encuentran algunas variedades muy solicitadas por los gourmets y reconocidos chefs de cocina.

Un auténtico bodegón de hongos encontramos en el puesto de María José Cuenca dispuestos en cestitos de mimbre debidamente identificados. La joven explicó que «todas las variedades puestas a la venta proceden del Pirineo catalán, concretamente de la Seu d'Urgell». Al precio de 28 euros el kilo se venden el picornell comú, el picornell pelut y ceps; a 29'40 euros el kilo los camagrocs y peus de rata; a 25 las trompetillas y entre los 16 y 26 euros los rovellons, además de los sabrosos y delicados shi-take a 28'50 euros el kilo.