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Unos 250 asistentes se dieron cita el viernes en el Pueblo Español en la cena que la Cámara de Comercio ofrece anualmente para premiar al empresariado más dinámico, acto al que no faltaron los principales resentantes políticos "de todas las instituciones y de casi todos los colores" ni tampoco los representantes de los sectores empresariales de las Islas.

El presidente de la Cámara, Miquel Lladó, fue el anfitrión de un acto en el que se habló de economía y de empresa, pero en el que no faltaron referencias al proceso preelectoral en el que Balears está inmersa. Junto a Lladó, presidieron el acto el vicepresident del Govern, Pere Sampol; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; el alcalde de Palma, Joan Fageda; Hipólito Mercadal, presidente de la Cámara de Menorca y Pau Català, presidente de honor de la Cámara.

La cena presentó una distribución de las mesas, en algunos casos, curiosa. Por ejemplo, Celestí Alomar y Miquel Vicens se sentaron codo con codo y hablaron amigablemente. Antes no lo hacían.

El premio a la industria agroalimentaria recayó en Dialma y lo recogió su presidente, Antoni Mateu. La industria pitiüsa premiada fue el Hostal Buenavista, recogió el premio su propietario, Antoni Martí Ferrer. El premio a la iniciativa joven recayó en S'Hostal d'Esporles y fue recogido por su propietario, Jaume Salas. El galardón a la innovación tecnológica fue a parar a Vicente Javier Bendí, director de investigación de un proyecto sobre el «garrofí» de la UIB. Premio de artesanía para Daniel Aldeguer, propietario de vidrerías Gordiola. Premio de comercio exterior para Alimcarat y recogió el premio su presidente, Francesc Mas. Empresa de reconocida tradición para Vinyes i Bodegues Miquel Oliver, quien recogió el galardón. El premio a gestión medioambiental fue para Fundació Deixalles, recogió el galardón uno de sus directivos.

A continuación, la Cámara entregó las medallas de reconocimiento a Francesc Ferrer, José A. Marí; Robert Aguiló y Joan Nadal Pizà.
Finalmente, la Cámara entregó las placas de la corporación a Salinera Española, la recogió Dolors Salas y a la Fundació Bartomeu March, recogió el premio Manuel March.