Las mujeres disfrutan de vacaciones tras una dura temporada de trabajo. Foto: CLICK

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Una cooperativa granadina llamada Agroláchar, que aglutina alrededor de 300 socios agrícolas de la zona de la Vega de Granada, en vista de que tenía serias dificultades para contratar mano de obra, no para la recolección de espárragos, sino para, dentro de la Cooperativa, manipularlos y conservarlos "en ese momento sólo se contaba con cinco trabajadores y se precisaban ciento cincuenta cada día, y encima, en los tres años anteriores tuvo muchos problemas en la contratación" decidió ofertar viajes a Balears como «cebo» a fin de conseguir esos trabajadores.

La noticia la divulgó el periodista Antonio Mansilla en el diario de tirada nacional del que es corresponsal y la respuesta fue espectacular, «puesto que en dos o tres días "señala éste" llegaron más de dos mil quinientas solicitudes de toda España, de las cuales mil setecientas eran de mujeres y el resto de hombres, muchos de ellos incentivados por la posibilidad del viaje». Hecha la selección, y después de cumplimentar esa campaña de tres meses, entre los que llegaron al final unos setenta, ante notario y en la Diputación de Granada, el alcalde de Láchar hizo el sorteo de los seis viajes.

«Y a mí "explica Mansilla" me han concedido dos premios de periodismo por el artículo en cuestión». Las premiadas, las «supermujeres», como las llama Antonio Mansilla, son: Mari Carmen Villen, de Oveila; Ana Martínez, de Santa Fe; Isabel García, de Oveila; Loli Piquero, de Granada; Montse Pérez, de Chauchina; y Cristina Alameda, de Valderrubio. De todas ellas tres están casadas (Mari Carmen, Isabel y Monse), tres solteras y tres han volado por primera vez en su vida.

Ahí donde las ven, por espacio de tres meses han estado trabajando entre 14 y 15 horas cada día "a razón de 740 pesetas la hora", incluidos domingos y fiestas de guardar, con lo cual han quedado un poco hartitas de los espárragos (entre marzo y mayo, que era la época del espárrago, al día manipulaban alrededor de 20.000 kilos), tomates, melones, sandías, calabacines, etc. y, al mismo tiempo, las casadas han conseguido que sus maridos se involucraran en las tareas del hogar, «pues como estábamos tanto tiempo fuera de casa no les ha quedado más remedio».