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Mañana empieza el curso escolar en educación infantil y primaria. Mañana sabremos si todo el engranaje educatiovo está a punto para recibir adecuadamente a los miles de alumnos que se acercarán a las aulas. Esperemos que el capítulo de inidencias atribuible a la Admimistracion y a la red de colegios públicos y privados sea mínimo.

Un hecho reciente "la presunta falsedad de datos para lograr el acceso a un colegio" ha puesto de nuevo sobre la mesa la cuestión de la elección del centro escolar. Realmente habría que profundizar muy seriamente en las razones de fondo que pueden haber movido a algunas familias a cometer un fraude en el padrón municipal. Pretendían que sus hijos fueran a un determinado colegio y para lograrlo no dudaron en inscribir sus hijos en domicilios falsos.

Es una evidencia que existen zonas de Mallorca en las que la presencia de centros escolares es más numerosa, en tanto que en otras es más bien escasa y, por consiguiente, las posibilidades de elección de colegio se ven sensiblemente mermadas. Y, por otro lado, la distribución de las demarcaciones escolares es tan artificiosa que una simple calle puede determinar una frontera insalvable. Pero lo que subyace casi siempre en la elección del centro es la presumible calidad de la enseñanza en uno u otro y, aunque resulte chocante, el tipo de alumnos y de familias que residen en una zona u otra, en función de su nivel de vida, clase social, etcétera.

Naturalmente hay que combatir el fraude, pero también hay que plantearse si no sería conveniente que se llevaran a cabo una serie de reformas educativas que redujeran o mitigaran las brechas entre unos y otros centros escolares, ya sean públicos o concertados. En el fondo, estos problemas no se plantearían nunca si los padres creyeran que en cualquier centro de la Isla sus hijos recibirían la mejor educación y en las mejores condiciones.