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Desde hace más de quince años se realizan en Mallorca los campos de trabajo, oportunidad en que los jóvenes, mallorquines, españoles e incluso alguno del extranjero, acuden para pasar un verano alternativo a los típicos veraneos de sol y playa, y de paso, ayudar a la recuperación del patrimonio cultural autóctono y realizar actividades con fines sociales.

Detrás de esta máscara de diversión se esconde algo mucho más profundo, que es iniciar a los jóvenes en el voluntariado y darles a conocer otras culturas y otras realidades. Estos campos de trabajo tienen un precio único de 72 euros, en los que se incluyen el traslado, el alojamiento, la comida y diversas actividades. Una vez en el campamento la jornada se divide en dos partes, una de trabajo, suelen ser unas cinco horas, generalmente por la mañana, y otra jornada por la tarde de tiempo libre en las que se realizan diversas actividades. En Mallorca se han organizado este verano un total de 19 campos de trabajo, distribuidos por diversos pueblos.

En Puigpunyent se celebró del 1 al 15 de agosto, y los 13 jóvenes participantes, de edades comprendidas entre los 20 y los 26 años, recuperaron y limpiaron un camino para acceder a un talaiot.

Mientras, en Sant Llorenç des Cardassar se celebró del 1 al 15 de agosto, con 20 jóvenes de entre los 20 y los 30 años, y con la rehabilitación y adecuación de una antigua nave agrícola de interés municipal como objetivo.

Otro de estos campos era el de la escuela de verano Amadiba, que se celebró del 15 al 31 de agosto. Participaron 10 jóvenes con edades entre los 18 y los 25 años, que ayudaron a los monitores que atienden a personas con discapacidades psíquicas.