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PEDRO PRIETO y JOAN TORRES, Enviados Especiales a Ceuta ¿Que si hemos encontrado vestigios mallorquines en Ceuta? Dispusimos de poco tiempo -un día estuvimos allí-, pero sí. Algo hallamos. Vestigios y gente. Un baluarte y un soldado profesional. ¡Y una chirimía!, aunque el origen de esta -ni el parecido- nada tiene que ver con nuestra xerimia, dado que esta chirimía, o flauta, carece de bolsa de aire, ni suena igual que aquella.

Como se nos explicó en el museo que posee el acuartelamiento de Regulares, sito en la parte alta de la ciudad, se trata de un instrumento de origen musulmán que suena en la Nuba o banda de música del citado cuerpo de Regulares. Así, pues, una cosa es la xerimia y otra la chirimia

Antes, como ya hemos contado, habíamos estado en los extramuros de la vieja fortaleza, al lado de la Comandancia general, viendo lo que queda del Baluarte de los Mallorquines, denominado así porque, según se dice, tras el asedio del sultán de Fez, Muley Ismail, a la ciudad, hecho que tuvo lugar entre 1694 y 1727, se acantonó en aquel lugar un destacamento integrado por soldados mallorquines, cuyos nombres y número se desconocen. Solo se sabe con certeza que sobre aquellas ruinas, que hora la ciudad autónoma de Ceuta quiere recuperar con dineros -algo más de un millón de euros que le llegan desde la CE, sostuvieron «un baluarte de dos flancos, situado en la desembocadura norte del Foso Real -transcribo textualmente el documento que me pasa la Consejería de Turismo de Ceuta-, junto al puente del Cristo y frente al Baluarte de la Bandera. Su fábrica original es de la época portuguesa, y lo que queda de esa fortificación pertenece al siglo XVIII».

En el Baluarte de los Mallorquines se apoyaba el puente levadizo que guardaba la ciudad por esa parte. A principios del siglo pasado -siglo XX-, al modernizarse el puente, el baluarte fue derruido en su parte superior, quedando sus restos a la altura de la calzada, descubriéndose entre ellos otros pertenecientes a la época califal.