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Platja de Palma, zona de Las Maravillas: un cóctel perfecto de turistas y alcohol. Un paraíso para los carteristas y «claveleros», que se deslizan por la arena aprovechando una distracción de los relajados bañistas. Con un movimiento fugaz, pasando completamente desapercibidos entre la multitud, roban bolsas, carteras... cualquier objeto llamativo para sus expertos ojos. Emilio Ogarzábal, policía local en Las Maravillas, destaca que «las denuncias más comunes son los hurtos por descuido. Éstos se producen principalmente en la playa».

Sin embargo, Las Maravillas no es una zona conflictiva y el índice de delitos se asemeja a otras áreas turísticas de la Isla. «Son infracciones leves que se contemplan como una falta administrativa, no como delito», comenta Emilio Orgazábal. «También hemos detectado casos fraudulentos, en que los turistas reclaman artículos robados inexistentes para cobrar el seguro de viaje», añade Emilio. Alrededor de veinte agentes conforman el denominado distrito playa. No obstante, en verano se complementa con un sargento de noche y tres oficiales de refuerzo, con un grupo de agentes a su mando.

Por otra parte, un servicio muy utilizado, sobre todo por los turistas extranjeros, son las oficinas de turismo. «La gente reclama información sobre excursiones organizadas, alquiler de vehículos y mapas de la Isla», afirma David Díaz, empleado de la oficina de Las Maravillas. Este año han aumentado las visitas de holandeses y españoles, en detrimento del turismo tradicional alemán. En definitiva, un objetivo común marca su línea de actuación: proporcionar seguridad e información a nuestros veraneantes.