TW
0

La accesibilidad de las playas de Mallorca para los minusválidos es realmente mala», explica Antonia Alcaraz, cuidadora de Aspace. Gracias a la experiencia acumulada durante las múltiples excursiones en las que ha acompañado a distintos grupos de discapacitados, Antonia Alcaraz conoce perfectamente la situación y las dificultades a las que se enfrentan diariamente estas personas: «No podemos llevarlos a casi ninguna playa porque éstas no cumplen las condiciones necesarias. En mi opinión, debería llevarse a cabo la construcción de nuevas infraestructuras».

De esta manera, reconoce la mayor dificultad con la que se encuentran al acceder a las playas. «Es imposible que los minusválidos puedan moverse por la arena con la silla de ruedas. Deberían habilitar una superficie especial para poder acceder al agua sin dificultades», explica Antonia Alcaraz. Desde el Consell de Mallorca no se oculta que la accesibilidad es muy mejorable. Pere Ferrer, que estudia la accesibilidad de las playas de la Isla, reconoce que «el porcentaje de playas que cumplen los parámetros establecidos por el Consell de Mallorca -recogidos en la parte superior de la página-, no llega al cinco por ciento en la actualidad».

El estudio de la accesibilidad de una playa exige, en opinión de Pere Ferrer, un alto grado de meticulosidad. «Por ejemplo, en las pasarelas que transcurren por la arena y que sirven para conducir al minusválido al agua, no debe existir una separación de más de tres o cuatro centímetros entre madera y madera, ya que esto impediría la circulación correcta de la silla de ruedas», señala. Pese a las dificultades que se derivan del acondicionamiento de las playas a los parámetros exigidos, Pere Ferrer ve una clara concienciación en los ayuntamientos para adaptarse. De esta manera, al exigir responsabilidades, este técnico del Consell de Mallorca prefiere exculpar parcialmente a los ayuntamientos de la Isla: «Realizar obras exige permisos de Costas y de la Conselleria de Medio Ambient».

A la hora de resaltar alguna de las zonas que han hecho más esfuerzos por adecuarse a los parámetros establecidos, Pere Ferrer destaca dos: «Tanto el Ajuntament de Pollença como el de Calvià han mostrado un gran interés en acomodarse a las nuevas condiciones».