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El Govern balear, a través de la Direcció General de Patrimonio, venderá el piso que se compró en Madrid en marzo de 1998 para, en un principio, utilizarlo como oficinas del Ejecutivo y como sede de la Casa Balear en la capital.

Este inmueble, situado en la calle Cedaceros, a escasos metros del Congreso de los Diputados, costó en su día 74 millones de pesetas, que se pagaron en tres plazos y su adquisición fue anunciada «a bombo y platillo» por el anterior Govern.

Sin embargo, según el actual director general de Patrimoni, Antoni Garcias, «ahora no tiene sentido ni interés logístico mantener la propiedad del inmueble porque la mayoría de los desplazamientos de diputados se producen en el mismo día y en caso de que se necesiten unas instalaciones siempre será más barato contratar una sala en algún hotel de las cadenas mallorquinas».

Una empresa externa, TINSA, ha realizado una tasación del inmueble, que tiene una superficie de 250 metros cuadrados, y este saldrá a subasta próximamente con un precio de salida de 91 millones de pesetas, por lo que el Ejecutivo recuperará con creces la inversión realizada en su día.

En el año 1998 se justificó la compra en la posibilidad de que, dada la proximidad con el Congreso, todos los parlamentarios de las Islas pudieran trabajar con más comodidad ya que sus despachos eran pequeños y, además, compartidos. Asimismo se pretendía utilizar el inmueble como centro en la capital de promoción cultural, turística e industrial de Balears. De hecho, cuando se presentó la compra se valoró positivamente el hecho de que no se tuvieran que hacer reformas, ya que antes había allí unas oficinas y la presencia, en el mismo edificio, de las sedes de los gobiernos autonómicos de Canarias y Cantabria.