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El último comunicado de la banda armada ETA no tiene desperdicio. En un espectacular ejercicio de demagogia anuncia que seguirán recurriendo a las armas «para utilizarlas contra todos los que apuestan por la represión, en defensa de Euskal Herria y contra sus enemigos». Por supuesto, los terroristas no han entendido o no han querido entender que los únicos represores son ellos, los que usan la amenaza, la coacción y la violencia para imponer sus ideas. Por si algo faltara al texto publicado por los diarios «Gara» y «Egunkaria», la banda añade que seguirá «trabajando duro» hasta conseguir la «democracia vasca», como si viviéramos aún bajo un sistema totalitario y no en un Estado de Derecho. El lenguaje usado por ETA no tiene ningún sentido, salvo el de la autoafirmación de la violencia y el de recordar que seguirán matando, que seguirán usando las armas para imponer sus criterios.

Descalifican además el foro sobre seguridad creado por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, al considerar que lo que no consiguió el Pacto de Ajuria Enea no lo puede conseguir éste.

Es, en resumen, un cerrojazo a cualquier puerta de diálogo que no pase por su propia voluntad y por la imposición de su idea de Euskadi, sin aceptar en ningún momento la discrepancia o el diálogo.

Lógicamente, todos los partidos políticos, salvo los de siempre, es decir, Batasuna, han condenado el comunicado. Pero sería preciso mantener la unidad en los momentos más críticos y eso, por desgracia, no siempre ha sucedido. Evidentemente no se puede ceder ante alimañas que no tienen ningún reparo en acabar con la vida de cualquier inocente en pro de una autodeterminación que, en cualquier caso, debe ser tratada desde la palabra. Ellos siguen hablando con la pistola en la mano.