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Durante mi estancia en Guinea Ecuatorial "cinco días, con sus interminables noches, por lo calurosas y húmedas que son" estuve en cuatro ocasiones con el embajador español, el mallorquín, de Inca, José Riera. Dos, almorzando en su residencia, situada a la izquierda del puerto, frente a la isleta; una, de excursión por el centro de la isla, para conocer un famoso patio "finca agrícola en tiempo de los españoles" tras haber dejado en la ruta Luba, con su importante puerto en la época en que el dictador Macías entabló amistad con los rusos "años 70", excursión que hicimos en compañía de un médico catalán de ascendencia mallorquina, el doctor Jordi Más Capó "de la que ya les hablaré pasado mañana"; y otra, caminando por las calles céntricas de Malabo, la capital, donde me mostró algunos de los establecimientos regentados por españoles en la época colonial, tan próxima pero tan lejana ya "34 años", y entre ellos una discoteca, o mejor, el disco pub The Parrot "que es la casa que ven tras él" y que fuera zapatería «La Mallorquina», propiedad de unos mallorquines, en el que recalé una noche a tomarme un Sprite "allí no hay 7 Up" y que no tienen nada de particular, salvo mucha gente que huele a sudor.