El hábitat de la albufera permite la supervivencia de numerosas especies de aves acuáticas.

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Muchas veces los propios mallorquines somos quienes peor conocemos nuestro entorno, que en cambio visitan con avidez los turistas. El desenfrenado ritmo de trabajo, las obligaciones cotidianas, los compromisos familiares del fin de semana nos restan tiempo a la hora de dedicarlo a una de las actividades más placenteras que puede haber: conocer lo propio y aprender así a amarlo y respetarlo. Quizá ahora nos den un pequeño empujón que nos lleve a plantearnos la idea de descubrir a unos habitantes de Mallorca mal y poco conocidos por todos nosotros: águilas, flamencos, patos, cernícalos, mariposas y orquídeas.

Todos ellos forman parte de la flora y la fauna de s'Albufera, el primer parque natural que se declaró en Mallorca, y que es el objeto del volumen «Les aus de s'Albufera: la nostàlgia del fang». El fotógrafo Sebastià Torrens y el escritor Miquel Rayó son los autores de este libro, el segundo de una serie dedicada a descubrir los encantos de los espacios naturales del Isla. Rayó es el artífice de la colección y ya se encargó de coordinar el tomo anterior, «Cabrera, la isla sin nombre». Torrens se ha especializado en fotografiar pájaros, un arte nada fácil. Y, confesó, a la hora de presentar el volumen, haber «aprendido mucho haciendo este libro». El artista tiene muy claro que «lo más importante es dar a conocer los espacios naturales de Mallorca para así protegerlos y contribuir a su conservació».

«Les aus de s'Albufera» contiene una cuarentena de imágenes, muchas de ellas extraídas del archivo personal de Sebastià Torrens, que sabe captar a los pájaros en momentos de su vida cotidiana, detallando sus gestos, miradas y actividades. El resto de las fotografías han sido realizadas a lo largo de los seis meses pasados. «Para fotografiar pájaros tienes que conocerlos, tener mucha paciencia y un poco de suerte, no es fácil», afirmó Sebastià Torrens. Y añadió que hay fotografías que ha tardado meses en poder hacer. «Muchas veces tenía que colocarme en escondites, estar horas dentro del agua, esperar el momento preciso en que aparecieran y hacer lo posible para que no se dieran cuenta de mi presencia y huyeran».

Miquel Rayó considera que el resultado de la experiencia es «un libro entrañable y etnológicamente interesante, lleno de imágenes muy estéticas» que revelan que Mallorca es mucho más de lo que solemos apreciar; pues ahí, esquivo y ancestral, hay todo un mundo natural que se resiste "a pesar de todo" a desaparecer. El escritor ya está pensando en el siguiente volumen, que seguramente estará dedicado a otro tesoro de la naturaleza mallorquina: la Serra Nord.