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El obispo de Mallorce, Teodoro Úbeda, el presidente del GOB, Joan Rita, el presidente de la OCB, Antoni Mir, y el presidente del Cercle Artístic de Ciutadella coincidieron ayer en hacer extensivo su galardón a los miles de ciudadanos anónimos que han colaborado con las diversas entidades. El presidente del GOB destacó en su discurso los éxitos de la organización y señaló que se encuentran satisfechos «pero no tranquilos» ante el ritmo frenético del crecimiento las Islas. Rita aseguró que la Medalla reportará nuevos impulsos a la organización para seguir.

El presidente del Cercle Artístic de Ciutadella, Pau Janer, también agradeció el reconocimiento del Govern en nombre de todos los socios de la entidad. Janer destacó que el Cercle se ha convertido en un espacio que ha facilitado la sociabilidad durante los 120 de existencia de una entidad «que tiene la voluntad de guardar la memoria colectiva de este país».

En este ánimo de extender el reconocimiento a los ciudadanos, el presidente de la Obra Cultural Balear, Antoni Mir, destacó a toda la gente anónima que ha participado en todas las campañas de la entidad. Mostró su inquietud por los nuevos riesgos a que está sometida la lengua, entre los que citó la globalización y la bomba demográfica a causa de la inmigración sin freno. Mir reclamó el derecho a «mandar en casa», a que los ciudadanos de las Islas decidan en todo lo que les afecta. También consideró «de justicia» que el Estado compense la situación periférica y pluriinsular de Balears.

El obispo de Mallorca, que intervino en último lugar, compartió su medalla con toda la Iglesia e incluso con los no creyentes y llegó a considerar «excesiva una distinción tan importante» ya que, según dijo, sólo ha tratado de cumplir con su deber y con lo que le decía el corazón. El obispo se declaró profundamente enraizado en la identidad mallorquina «desde actitudes independientes y colaboración leal con las instituciones y una especial atención a los más necesitados».