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La Navidad es época de buena voluntad. Cada año los ciudadanos intentan ser un poco más solidarios llegadas estas fiestas y brindan todo su apoyo a los más necesitados. Y más si se trata de niños. El objetivo: que todos disfrutemos al máximo de estos días; unos ofreciendo y otros recibiendo. Gracias a la ayuda de muchos particulares, 140 menores del barrio de Son Gotleu, de entre uno y 15 años, recibieron de manos de los tres Reyes Magos los juguetes que habían pedido tiempo atrás en sus cartas. Debido a los escasos recursos económicos de sus familias, estos pequeños ya no contaban con estos presentes, pero el esfuerzo de la Asociación Juvenil Massanella en colaboración con el Ajuntament de Palma convirtió su sueño en una realidad.

Esta iniciativa forma parte del proyecto de dinamización de la Soledat, en el que se apuesta por la integración, no sólo de los niños sino de todo el núcleo familiar, de los ciudadanos con serios problemas tanto sociales como económicos. Hacía ya un mes que la asociación Massanella y el Voluntariado de Ayuda Social preparaba uno de los días más especiales en la vida de todo niño: la llegada de los Reyes de Oriente. Durante ese tiempo, las familias interesadas se inscribieron en una informal lista, donde era necesario concretar el nombre del niño, la edad y el regalo que deseaba.

Desde ese instante, todos los voluntarios, más de 20, se pusieron manos a la obra para conseguir todos los juguetes demandados. Para ello no se acudió a ninguna empresa de juguetes, sino que fueron muchos particulares los que ayudaron a adquirir los distintos artículos infantiles. La gran mayoría de juguetes eran nuevos, y de segunda mano sólo se escogieron los que se encontraban en perfecto estado.

Los juguetes más pedidos fueron los monopatines y las bicicletas, indistintamente del sexo del menor. Las niñas, rompiendo todas las barreras sexistas y tradicionales, rechazaron las muñecas y se inclinaron por otros artículos más propios de los chicos. Pero todos por igual disfrutaron por completo de la visita de Sus Majestades. Sus retinas emanaban una ilusión mágica, desconocida en los ojos de otros niños que están acostumbrados a recibir regalos. Para estos niños de Son Gotleu, el de ayer fue un día que difícilmente olvidarán con el paso del tiempo.