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Todo el año de guardia y el día 31 de diciembre no podía ser menos. Lejos del bullicio de las fiestas o de las reuniones familiares hay personas que, aunque parezca mentira, trabajan durante el fin de año. En la Comandancia de la Guardia Civil de Palma, por ejemplo, los servicios de seguridad y el COS (la emisora del Cuerpo), funcionaron a pleno rendimiento, tanto el día 31 como el Año Nuevo: «La verdad es que estaríamos mejor en casa, pero si no hay más remedio lo mejor es tomárselo con filosofía y pensar que el año que viene será otro el que haga el turno», comentó en tono jocoso un funcionario.

El Cuerpo Nacional de Policía o la Policía Local tampoco tuvieron vacaciones en fin de año «porque está claro que alguien tiene que velar por los ciudadanos». En el juzgado de guardia, como su nombre indica, la actividad no se interrumpió ni por la llegada del 2002. Un pequeño retén de funcionarios recibió el año entre atestados e informes, con casi un único deseo: «Que la madrugada sea tranquila». Y al final lo fue, pero sólo a medias.

Al margen de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los servicios sanitarios (061 y Ambulancias Insulares) también tomaron las uvas pendientes del teléfono, por si acontecía alguna emergencia. «Lo más habitual en estos días son los comas etílicos y las caídas a causa del alcohol, aunque también hay muchos accidentes de tráfico», relató un sanitario veterano, que ha realizado más de una guardia durante Nochevieja.

Y como la última noche del año suele ser un estallido de color y fuegos artificiales, los bomberos estuvieron especialmente atentos: «Casi cada fin de año se queman papeleras y contenedores, por accidente o como gamberrada», contó un funcionario. Por último, el centro de emergencias del 112 también se pasó el salto de 2001 a 2002 de guardia, para coordinar las emergencias que pudieran surgir. En la noche mágica, pues, no todo fueron 'copas', desenfreno y resaca. Hubo quien estuvo de guardia.