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La pasarela «Inca, ciutat de la pell» fue uno de los pocos actos que sobrevivió ayer a un Dijous Bo aguado por el mal tiempo. En sintonía con una climatología adversa y que animaba abrigarse, los abrigos y las botas de caña alta fueron, sin duda, los protagonistas del pase.

Sobriedad de líneas, alta calidad y un cuidado y avanzado diseño fueron el denominador común de un desfile que dejó muy alto el nombre de Inca como ciutat de la pell. El pase reunió sobre la pasarela a las más destacadas industrias de peleteras y zapateras de la ciudad, empresas de reconocido prestigio en el ámbito internacional como Munper, Barrats, Camper, Lotusse, Carmina Albadalejo, Georges o Yanko.

Como ya se aventura este año, el abrigo será la prenda estrella del armario de la temporada otoño invierno 2002. Será moda corta, a modo de cazadora; tres cuartos, hasta las rodillas y también largo hasta los pies. En cuanto a tonos se llevará el camel y será la mezcla de diversos tipos de pieles (cuero, napa, conejo y ante) y texturas la que romperá la monotonía de las prendas tejidas al unísono.

La piel vuelve, por otra parte, a las faldas y pantalones en tonos beige, marronáceos, negros y, para los más atrevidos, granate y rojo.
Las tendencias en calzado presentan, en el caso de las mujeres, botas de caña alta. Destacaron, por su originalidad, las de pieles fluorescentes y sencillas sandalias a las que es posible modificar las tiras de color.