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El president Antich abrió ayer el debate sobre el estado de la Comunitat con un discurso lleno de referencias a los logros del Govern y de proyectos de futuro. Antich quiso que quedara muy claro que pese a las acusaciones del PP, puede presentar un abultado balance de realizaciones. En esta línea de trabajo se empleó a fondo hasta casi el exceso. Sabía que asumía un riesgo al optar por esta vía pero prefirió pasarse que quedarse corto. Sin embargo, eludió referirse a los conflictos en el Pacte y lanzó guiños a ambos lados del espectro político que le da apoyo. No podía hacer otra cosa. Era no sólo el discurso del presidente. Era el discurso del Pacte. No podía haber sorpresas. Todo estaba consensuado.

Tras el capítulo de los logros, vino el de los objetivos y las intenciones, es decir, los buenos propósitos . Mediada la legislatura, Antich es consciente de que no se ha hecho todo lo que se prometió, pero tan positivo es admitir que el Govern avanza tan deprisa como puede "sorteando las dificultades internas y externas" como no renunciar a cierta dosis de utopía. Pese a la demoledora realidad que echa abajo ilusionantes proyectos no se debe renunciar a pensar que todavía no todo está perdido. Antich, fiel a este espíritu, habló de espíritu dialogante, de lealtad, de justicia, de apoyo a la cultura, a la lengua, ...

No faltó la referencia a la actitud de Madrid. Curiosamente, Antich no sólo tuvo ayer protagonismo en las Islas, también lo tuvo en Madrid, donde el PP preguntó al PSOE si apoya la reforma constitucional defendida por Antich el pasado lunes en Palma. Zapatero salió en defensa de Antich y pidió al PP que no se ampare en el término «patriotismo constitucional» para hacer «fundamentalismo». Este es el gran peligro, caer en un integrismo político que rechace las posibilidades que la propia Constitución ofrece para hacer más real la España de las autonomías. Quizá sea ésta uno de los asuntos que se aborden en la segunda jornada del debate. Sin duda, será en las réplicas de los portavoces y del mismo presidente cuando el debate alcance sus momentos de mayor interés.