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Las Islas vuelven a reunir a las partes más directamente implicadas en un proceso de paz que a punto ha estado mil veces de ser declarado muerto. Pese a ello, los esfuerzos internacionales "empeñados en defender la posibilidad de que Oriente Próximo pueda lograr cierta estabilidad" han contribuido una y otra vez en revitalizar las esperanzas de diálogo. Desde la llegada de Ariel Sharon al poder israelí y la reanudación de una intifada si cabe más cruenta, el panorama ha empeorado todavía más. Pero nunca es tarde, dice el refrán, y por eso algunos de los rostros más conocidos del conflicto se reúnen en nuestra tierra para intentar, una vez más, cierto acercamiento.

En esta ocasión el enfrentamiento americano contra el mundo del terrorismo islámico se yergue en protagonista del encuentro y, aunque la idea inicial era hablar del Mediterráneo, a buen seguro que la delicada situación actual será el tema central.

Lo más probable es que una reunión como ésta no consiga más que buenas palabras "ya sería algo" de personajes como Simon Peres, Yaser Arafat o Hosni Mubarak, defendiendo cada uno posturas demasiado alejadas de las de los demás. Pero en estos momentos, y más que nunca, es imprescindible un gran esfuerzo internacional para llegar a una solución pacífica del conflicto judío-palestino. Un acuerdo de paz satisfactorio rebajaría, qué duda cabe, la tensión en los sectores del integrismo musulmán.

De nuevo hay una oferta de paz en ciernes, y aunque las conversaciones de Formentor no tengan caracter oficial, el sólo hecho de que se establezca un primer contacto, habrá merecido la pena. Hay demasiadas cosas en juego y nunca es negativo reunir a las partes enfrentadas y sentarlas a la misma mesa.