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Como cada verano, dejamos atrás un montón de semanas de prisas, aspavientos, carreras, luchas... todo por conseguir la foto, la entrevista, el cotilleo del año. Y, como cada verano, a estas alturas resulta obligado volver la vista atrás y hacer balance. ¿Nuevo? Muy poco. Mallorca se parece a sí misma un año tras otro y, aunque cada verano se presentan famosillos de última hornada, éstos pasan al olvido rápidamente, y lo que queda es lo de siempre: los de siempre. Esos personajes fieles a la Isla, algunos esquivos, en busca de paz, y otros más accesibles, en busca de mantener bien alta su cota de popularidad, que al fin y a la postre es de lo que viven muchos. Antes de empezar el verano, el mismo día 1 de julio, estuvo entre nosotros un famoso nuevo: Joaquín José Martínez, que vino a la Isla recién estrenada su libertad para agradecer a los mallorquines la ayuda recibida cuando se encontraba en el corredor de la muerte. Un día después encontramos a una de las clásicas, Concha Velasco, que descansaba brevemente en Formentor "siempre allí" entre noticias preocupantes de problemas económicos y, más animosas, de estrenos teatrales y televisivos.

De los famosos eventuales "léase por tener efímeras relaciones con alguien de cierto nombre" tuvimos a Nati Expósito, que vuelve a casa para pasar el verano, ahora casada, dejando atrás aquella lúgubre historia con Jesulín de Ubrique, que también vino a la Isla, pero a torear, como más adelante le siguieron «El Juli», Miguel Abellán, «Finito de Córdoba», «Espartaco» y Manolo Sánchez. Televisivos los chicos y chicas de «Al salir de clase», que pasaron por aquí para rodar algunos episodios de la serie. La indescriptible Tamara llegó, vio y triunfó, pues aunque nadie consiga explicárselo, es muy capaz de llenar aforos numerosos. Emilio y Eva, de «Gran Hermano», no sólo llegaron, sino que se instalaron, emprendieron negocio a medias "una terraza en un local de Gomila" y se casaron en el Castell de Bellver. Algo parecido a Mónica Ruiz, la mallorquina del primer «Gran Hermano», que de regreso al hogar rompió los lazos que aún la unían a la empresa creadora del polémico concurso.

Alejandra Prat lució tipazo "es una chica enorme" en la cubierta del barco de Florentino Pérez. No piensen mal, es amiga de la hija del empresario. Otra belleza rubia "algo más sofisticada", Claudia Schiffer, vino como siempre a disfrutar de esta Isla que conoce desde que era una niña delgadísima, altísima y de grandes dientes, como ella misma suele decir. Y hablando de rubias deliciosas, este año se estrenó en nuestra Isla la bella Gwyneth Paltrow, que esperaba más intimidad al elegir Mallorca y encontró cierto acoso por parte de los periodistas. Es que no sabe ella que, cuando no hay nada que rascar, los paparazzi se dedican en cuerpo y alma al único famoso que tienen localizado.

El 20 de julio marcó un antes y un después, como suele ocurrir, con la llegada del Rey para inaugurar sus vacaciones veraniegas en Marivent. El mismo día llegaba la italiana Antonia dell'Atte, que fuera esposa del conde Lequio, primo del Rey. Y del mundillo de la aristocracia nos visitó fugazmente Carla Royo, esposa del príncipe Kubrat de Bulgaria, que llegó para presentar su último libro, hizo gala de unos modales exquisitos "así da gusto trabajar" y se volvió a Madrid para no perder de vista a sus hijos (es una madraza, ha quedado demostrado).