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Las compañías aéreas privadas con sede en Palma dejarán de ingresar en los próximos meses 40.000 millones de pesetas, el 16% de su facturación total que se eleva a los 250.000 millones de pesetas, si se mantiene la incertidumbre en los mercados turísticos nacionales y europeos como consecuencia de los atentados terroristas en Estados Unidos. En ese contexto, la patronal Asociación Española de Compañías Aéreas (AECA) pidió ayer ayuda al Gobierno central para paliar la crisis, y si no la obtienen, podrían iniciar el recorte de plantilla e, incluso, cerrar.

El presidente de AECA, Felipe Navío, explicó tras una reunión de trabajo en Son Bonet que los asociados (todas las compañías españolas excepto Iberia) propusieron por carta al presidente del Ejecutivo, José María Aznar, una serie de medidas para aliviar la situación de las empresas, ya que la ocupación de los vuelos regulares se ha reducido en los últimos días un 30%. El sector da empleo directo a 6.000 personas y a un total de 15.000 incluyendo empresas asociadas, espera que el Gobierno adopte medidas estructurales para mejorar la competitividad en el sector y compense los costes derivados de la crisis.

Navío subrayó que para un sector que depende en gran medida de la «tranquilidad» de la situación internacional, «la crisis ha desatado es una cierta inestabilidad y preocupación en los usuarios, y esto está llevando a que en el conjunto de las compañías aéreas» se sufran notables pérdidas de pasajeros, especialmente en los vuelos internacionales, aunque también en los trayectos nacionales.

«Estamos observando que los diferentes elementos que conforman este negocio están empezando a reaccionar a la crisis y las empresas de seguros están pasando propuestas de incrementos de costes sumamente importantes, que, con las primeras evaluaciones, en el conjunto de nuestras compañías supondrían unos incrementos de costes para el ejercicio en el que estamos superior a 8.000 millones de pesetas», afirmó. Asimismo, Felipe Navío resaltó la «preocupación» de las aerolíneas por «los primeros movimientos de los touroperadores, que son los contratadores de las plazas vacacionales» y predijo «mermas del 40 por ciento en cuando a la programación de los próximos meses» en todos los mercados turísticos españoles.