Can Sabater, la casa-museo del escritor Llorenç Villalonga.

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No hay mejor forma de combatir el calor que mediante un inusual pero refrescante chapuzón. Ante el panorama de playas rebosantes de buscadores de sol o piscinas saturadas de acalorados bañistas, la alternativa de un día de museos se vuelve muy interesante. Un baño de cultura promete ser un plan original, al resguardo del calor de agosto.

Existe un amplio menú apto para todo tipo de paladares. Los amantes de la naturaleza encontrarán en el Museo Balear de las Ciencias Naturales en Sóller o en el Museo de la Fauna Íbero-Balear de Costitx el complemento ideal para combatir las altas temperaturas y la sed de conocimientos. El Museo de Mallorca, el de la Catedral o el Diocesano servirán de complemento ideal para aquellos que sientan curiosidad por el amplio patrimonio artístico de Mallorca. Y para los interesados en la pintura contemporánea existe una cita ineludible con la Colección March de Arte Español Contemporáneo, al Museo Krekovic, la Fundació Pilar i Joan Miró o la colección de la Fundació La Caixa, en el Grand Hotel.

Tal vez algunos prefieran pasar el día en una gran mansión. Entonces Son Marroig, la casa-museo del archiduque Luis Salvador; Can Sabater, casa de Llorenç Villalonga, o Els Calderers mostrarán entre sus paredes el estilo de vida de la nobleza mallorquina del siglo pasado.

Los niños también tienen sus preferencias y una visita al Museo del Juguete, en sa Pobla, con una impresionante colección que dejará con la boca abierta a pequeños y a mayores nostálgicos, o al Museo de Cera, original por mostrar escenas de la historia balear con gran realismo, dejará satisfecho el apetito de conocimientos que los más jóvenes sienten. La lista de museos en la Isla es tan amplia como variados son los gustos de sus visitantes. Un verano bajo los efectos culturales de un museo o un centro cultural promete ser incluso más refrescante que un día de playa.