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Era de suponer, porque más días encerrada ahí, por muy cómoda, bien acondicionada y bella que sea la casa que no se ve de Montcaire, al igual que su entorno, es insoportable. Por ello, a medio día de ayer, cuando las nubes se batían en retirada dando paso a un luminoso cielo, Gwyneth Paltrow, con un grupo de amigos, en dos coches, salían de su paraíso en dirección al Port de Sóller. Gwyneth iba al lado del conductor en el todoterreno blanco, un Wrangler, conducido por una mujer. Detrás iban ellos, y en brazos de uno "el de la izquierda" un niño negro, muy majo. Tras llegar al Port, aparcaron y salieron. La bella heroína deShakeaspeare in love vestía pantalón estampado, cortísimo y muy ajustado, niky blanco de manga corta, gafas oscuras y el rubio cabello recogido en dos diminutos moños. Calzaba zapatillas azules, sin talón. El reloj era redondo, de esfera negra. ¿Un Rolex? Tal vez.

Gwyneth, ganadora de un Oscar, es una actriz tan excelente, que cuando no trabaja, como ayer por la mañana, nada tiene que ver con la Gwyneth actriz. De ahí que pase desapercibida allá por donde va, y más si se coloca unas gafas oscuras y un sombrerito de paja. Incluso sin sombrerito, como ayer. Porque ¿dirían que su rostro es el de las heroínas de Seven, El talento de Mr. Ripley o Crimen Perfecto? Seguramente ni repararían en ella, o que es ella, como sucedió en la mañana de ayer, durante el recorrido en coche descapotable, atravesando un Port con mucha gente en la calle.

Así que, una vez que estuvo fuera del coche, el joven le pasó el niño que tomó en brazos. A poco que vio a los fotógrafos a su alrededor, procuró darles el menor número posible de facilidades. Estaba visto que no quería nada con la prensa en general. Nada tenía que ver con la sonriente Paltrow de la otra tarde en Son Sant Joan, cuando se fue de viaje a París. Ayer estaba seria, pero en todo momento se mostró correcta. Tanto como silenciosa, por lo que, el gozo en un pozo, pues había preguntas cuya respuesta nos hubiera gustado oír de sus labios. Por ejemplo. Quién le había recomendado pasar las vacaciones en Mallorca. ¿Michael Douglas, quizás? Silencio. ¿Cúal es su próxima película y con quien la hará? De nuevo silencio. «¿Por qué no nos quieres responder, Gwyneth? Sabemos, además, que nos entiendes». Silencio. «¿Que hay de cierto en eso que se ha dicho, que Madonna, tu amiga, y tu, habéis tenido una aventura sentimental juntas?». Absoluto silencio.

Sin darnos cuenta habíamos llegado frente a las antiguas dependencias de la base naval, donde les aguardaba la lancha, no muy grande, con nombre que tenía que ver con la morería. Sin ninguna prisa, Paltrow ganó la cubierta y se ocultó debajo del toldo. Poco a poco se vio rodeada por los acompañantes, entre los que se encontraba seguramente su novio. Sin más, se hicieron a la mar, donde en ningún momento estuvieron solos, ya que la barca "me temo" se asemejó bastante al plató del programa «Gran Hermano», con el espectador en las rocas. Pero eso es inevitable en verano, y en Mallorca, siendo una famosa.