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Un grupo de niños, con el pelo revuelto y manchados hasta las cejas, se encargó ayer en Calvià de dar inicio a las fiestas de Sant Jaume. Este taller infantil de pintura fue el primer acto de unas celebraciones que se prolongarán hasta el 29 de julio y que incluirán, entre otras actividades, actuaciones musicales y teatrales. Desde primera hora de la mañana, cerca de 20 niños, con edades comprendidas entre los tres y los siete años, comenzaron a dibujar sobre una de las calles del centro de Calvià. Un barco, una flor, un animal... El pavimento se pobló de extrañas figuras con colores vistosos.

«Ten cuidado, que te sales de los márgenes». Ésta fue la recomendación más habitual que se oyó en boca de las monitoras. Los chavales, mientras, proseguían consagrados a su tarea de no dejar un espacio sin pintar. «Pinta por aquí», le conminó una voluntaria a un niño, rubio, travieso y que mostraba una vitalidad insuperable.

«No pasa nada, después te lo quitas con agua». Ésta fue la segunda recomendación más habitual que dieron las monitoras. Manchados de pintura "por la cara, por el brazo, por el pie, por cualquier lugar, en definitiva", los niños acudieron a los adultos en busca de auxilio. «Bueno», afirmaba una de las organizadoras con un asomo de duda, «espero que las manchas se vayan con agua porque si no...» Poco le importaba al pequeño Toni, un calvianer de 4 años, concentrado en los trazos que iba dando, estar ensuciado o no. «Estoy pintando un pulpo, porque me gusta mucho», dijo, sin levantar la vista del suelo. «Eso sí», aclaró, «me gusta más frito».