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La Fundació per a la Conservació del Voltor Negre ha anillado a dos crías de voltor negre (buitre) en la Serra de Tramuntana, colocándoles unos transmisores con sensores de mortalidad para un mejor seguimiento de la especie y para controlar el impacto del veneno sobre una población que se encuentra en peligro de extinción. Una tercera cría no se pudo marcar en el último momento debido a que el nido resultó inaccesible. Es la primera vez que se colocan sensores de mortalidad en los voltors negres, «una medida que en estos momentos se está utilizando también en Mallorca con los milanos», señala la fundación.

La colocación de los sensores permite conocer cuándo se produce la muerte del ave y su localización, lo que facilita el rápido acceso de los especialistas de la Fundació y la realización de analíticas que determinen si la causa de la muerte ha sido el veneno.

Estos datos pueden servir de prueba judicial contra el uso ilegal del veneno. Asimismo, los transmisores aportan otros datos de interés para la conservación de la especie: uso del hábitat por alimentación, nidificación, ritmo de actividad durante el día u ocupación de nuevos territorios de nidificación.