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La Asociación de profesionales de la salud mental para la formación y prevención de riesgos laborales y la integración de discapacitados físicos, psíquicos y sociales (Aprosven) reivindicó ayer el no cierre del Psiquiátrico al tiempo que denunció la situación tercermundista que allí se vive. Esta asociación, que ayer inauguró local con la presencia de Josefina Sintes del Consell, está integrada por unos 80 profesionales de la salud mental (especialmente auxiliares y enfermeros) para, básicamente, «la prevención de riesgos laborales y la integración de los enfermos», explica Francisco Moreno, secretario de la asociación.

«Nosotros lo que hacemos "indica Moreno" es defender el no cierre del Psiquiátrico por una sencilla razón: de los 180-200 pacientes que hay, sólo un 25% puede salir a la calle. El resto de los 150 habitantes del manicomio famoso no pueden salir por una serie de problemas. Lo que no se puede hacer es ir pregonando que se va a cerrar a una institución cuando hay unos pacientes sin solución. No se puede vender la moto de que con tres pisos se pueden adaptar 200 pacientes».

«A ultranza y hasta el final vamos a defender que no se cierre el Psiquiátrico. Que si lo quieren llamar psicogeriátrico, que quieren poner una farmacia dentro, allá ella (la consellera) con sus cosas pero nosotros somos una asociación para defender primero a los pacientes y, después a los profesionales que están bastante vapuleados en el hospital», asegura. Francisco Moreno apunta que el Psiquiátrico está completamente abandonado y explica que «hay un pabellón donde las ancianas que hay tienen que pagarse los domingos una ensaimada para no tener que tomar de lunes a domingo migas con leche. Ellas de su bolsillo se pagan ese extra». Otra de las situaciones que pone de manifiesto esta asociación es que el horno de laborterapia lleva más medio año sin funcionar «porque se hizo la nueva cocina pero se lleva casi toda la electricidad y el horno no puede funcionar».

«A nivel de prevención "señala" los edificios les falta mínima seguridad. Ahora se están tapando con yeso tuberías porque la gente se ahorcaba con las tuberías que no estaban tapadas. En la parte de crónicos las camas todavía son tercermundistas. Son como los camastros militares y la gente, estamos hablando de pacientes de 80 y 90 años, no alcanzan». «La cocina está muy bonita y se han gastado millones pero para hacer la cocina se ha llevado por delante un montón de cosas», denuncian. «En agudos de hombres "exponen" no hay ascensor y lo que se hace con un paciente que va en silla de ruedas es que se queda durmiendo donde están los enfermos peor porque no lo pueden llevar arriba dónde están los enfermos mejor. ¿Es eso digno?».