TW
0

No sólo Mallorca se resiente de la falta de vocaciones sacerdotales. En Castilla, concretamente en la localidad de Béjar, que no sufre la vorágine del turismo que tenemos aquí en Mallorca, se encuentra el santuario de Nuestra Señora del Castañar, que cerró en el año 1993 como seminario teatino y en la actualidad gestionan dos mallorquines de esta congregación, el padre Jaume Pascual Nadal, de Manacor, y Domingo Andreu Sastre, de Felanitx. El Castañar es un lugar especialmente querido por los bejaranos. Está situado a una altura de 1.050 metros, desde donde se domina la totalidad de Béjar.

Es un paraje inolvidable, frondoso, donde el castaño es la especie dominante, con lugares muy acogedores en verano. Allí se encuentra la ermita donde se venera la imagen de la patrona, y al lado la plaza de toros considerada la más antigua de España. Jaume Pascual explicó a Ultima Hora que: «este mes cumplo un año como prior del santuario. Lo fui con anterioridad, desde 1987 hasta 1993 y el padre Domingo lo fue también en otras fechas.

En estos momentos somos nosotros los responsables de la comunidad teatina de El Castañar que comprende el edificio del santuario, residencia y casa de espiritualidad. Cesó como seminario teatino en 1993 por los cambios sociales habidos en España. En aquel año ya no era muy lógico tener niños desde los 10 a los 14 años estudiando en un lugar relativamente apartado. Había dos funciones: una, como escolanía, en la que les hacíamos la enseñanza primaria.

Luego bajaron a estudiar al colegio de los Salesianos y en el mismo año 1993 dicha comunidad cerró el colegio de Béjar y cesó la escolanía. La otra, era vocacional, y de hecho salieron 6 teatinos sacerdotes». Según el prior, «los teatinos llegaron en 1946, año de la coronación de la patrona de Béjar. El fundador fue Miquel Juan Serra, de Marratxí, provincial de la orden, aprovechando la invitación de la cofradía de la Virgen para custodiar su santuario. El edificio del seminario, ahora Casa de Espiritualidad, se levantó en la década de los 50 por iniciativa del padre Bartolomé Amengual, de Biniali».