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Gabriel Moragues, presidente de PIMEM-taxi, mostró ayer su satisfacción por el papel llevado a cabo por los taxistas durante la huelga, «ya que evitaron el colapso del aeropuerto de Son Sant Joan», dijo. Moragues lamentó, sin embargo, la actuación de aquellos piquetes que, poniendo clavos y chinchetas, «causaron daños en unos trescientos vehículos», lo que obligó a que «se tuviesen que cambiar o reparar los neumáticos de algunas ruedas», dijo. «Hay que criticar no sólo el perjuicio económico causado, sino, sobre todo, el hecho de que podría haber habido algún accidente grave por este intento de sabotaje», añadió.

Moragues indicó que si bien muchos taxistas tuvieron unos ingresos económicos superiores a los habituales en un 200%, «lo mejor para todos habría sido que no hubiese huelga, por el daño que ha supuesto para nuestra imagen», concluyó. En el mismo sentido se manifestó Julio Nieto, presidente de los taxistas de CAEB: «Espero que nunca más se haga una huelga de esta magnitud».

Por su parte, el presidente de la EMT, Pedro Àlvarez, señaló que los destrozos causados contra dos autobuses supondrán un gasto de cuatro millones de pesetas y señaló que el servicio se retiró el sábado por la tarde y se reinició el domingo, «una vez que estuvo garantizada la seguridad de conductores y pasajeros, que era la máxima prioridad», resumió.