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El presidente del Govern, Francesc Antich, quiso coger el toro por los cuernos y aplicó el tercer grado para intentar lograr un acuerdo entre la patronal del transporte discrecional y sindicatos. La convocatoria de urgencia, tras una reunión previa fallida en el TAMIB, fue vista con desconfianza por todos los implicados, pero patronal, sector turístico y sindicatos acudieron a una cita que comenzaba a las 18.00 horas del viernes y finalizaba a las 06.00 horas de ayer, en medio de un clima de crispación, diálogo, nervios y propuestas, que culminó con una proposición intermedia de Antich, pero sin «fumata blanca» asegurada.

Los protagonistas en este megaencuentro, en el que participaron una veintena de personas, estaban perfectamente definidos. Los cabezas visibles de los sindicatos eran Juan Ortiz (CC OO) y Lorenzo Bravo (UGT), circunstancia que motivó ya el primer enfado de Bravo al comprobar que no se encontraba presente el secretario general de CCOO, José Benedicto. La patronal contó con su asesor, Carlos Sedano, y los presidentes de la Asociación Empresarial del Transporte Discrecional, Jaume Batle, y de la FEBT, Miquel Florit, así como miembros de ambas juntas. El sector turístico estuvo representado por Juan Pascual (Iberoservice), Eduardo Zamorano (presidente Aviba), Juan Oliver (Ultramar Express), Víctor Fernández y José González de Zulueta (Grupo Airtours). En medio, la figura de Josep Oliver, presidente de la CAEB. Y como primus inter pares el presidente Francesc Antich, así como los consellers Josep A. Ferrer, Celestí Alomar y Eberhard Grosske. Aquí, también hay que sumar a los directores generales Joaquín Rodríguez y Fernando Galán.

La patronal tuvo que soportar las presiones subliminales de «todos», dado que hubo llamadas de la presidenta del Consell de Eivissa, Pilar Costa, y de los propios agentes de viajes, que no entendían su postura. Aguantaron estoicamente, de ahí su comentario de «nos sentimos como simples garbanzos en un cocido». A medida que iban pasando las horas, las discrepancias fueron en aumento, sobre todo en la parte sindical, donde ni UGT ni CC OO se pusieron de acuerdo y en el propio seno de CC OO los problemas internos culminaron con un enfrentamiento verbal entre Mariano Izquierdo y Juan Ortiz por discrepancias sobre la evolución de las negociaciones.

Fue en este momento cuando Antich, a la vista de los acontecimientos, tomó las riendas y propuso a «todos» una solución intermedia y negociar hasta el final. La desconvocatoria de la huelga o garantizar los servicios mínimos fueron el tema de debate principal, hasta que salió la propuesta de «reencuentro». Sin embargo, pese a alcanzarse un preacuerdo en el mediodía de ayer, al final el comité de huelga no lo ratificó, circunstancia que fue analizada amargamente por Grosske en la rueda de prensa que ofreció a las 17.00 horas. Una mediación patética que hizo aguas al fallar los sindicatos.