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La Direcció General de Transports había establecido unos servicios esenciales del 80 por ciento en la huelga del transporte discrecional por carretera, pero no se han podido cumplir porque las empresas de transporte se han negado desde el primer momento a sacar los autocares desde las cocheras para evitar incidentes, tal y como anunció en su día el presidente de la patronal del transporte discrecional, Jaume Batle. Comisiones Obreras, según el secretario general de la Federación de Transportes, Juan Ortiz, iba a cumplir estos servicios esenciales, pero este hecho fue criticado abiertamente por los chóferes, ya que no estaban dispuestos a trabajar, de ahí la actitud de presión realizada por los piquetes de trabajadores frente a las cocheras de las empresas de transportes.

Los touroperadores critican abiertamente esta actitud de la patronal, dado que Delegación de Gobierno había comunicado a los representantes del sector turístico que se iban a adoptar todas las medidas para permitir que se cumplieran los servicios mínimos establecidos. Los piquetes informativos de los trabajadores han provocado en este conflicto incidentes mínimos, pero su presencia se ha hecho notar como arma de presión ante la patronal y los propios touroperadores para que actuaran de acuerdo a «sus intereses».

El sector turístico no entiende la actitud de la patronal del transporte, aunque comprende que quiera defender sus intereses, pero dado el cariz con que se han desarrollado los acontecimientos previos a la huelga «estaba claro que los sindicatos esperaban la mínima para provocar incidentes y agudizar la situación de colapso y saturación de servicios por la que atraviesa el aeropuerto».