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Bajo un sol ardiente, Ciutadella rindió su venerabilísimo tributo a las fiestas más importantes del año. A las dos de la tarde, el primitivo son del tambor i del flabiol dio el pistoletazo de salida a la fiesta desde el palacio señorial de Ca'n Squella, en la calle Sant Sebastià, domicilio del caixer senyor del bienio. Acto seguido, el flabioler dio inicio al 'replec'. El retumbar de la piel de tambor, el familiar silbido del ti-ru-ri-ru-rit, devolvieron al dios-caballo su trono de poderoso emperador.

Sobre las seis de la tarde, los caixers y cavallers empezaron a hacer su entrada en la Plaça des Born. De pronto, el caixer senyor, Ricarod Squella, emprendió el galope, haciendo una espectacular entrada, seguido por el caixer capellà, Josep Mangúan. En el momento en que el noble entró en la plaza explotaron los sones del 'Jaleo', y el noble caixer, transportado en volandas por su caballo, entró hasta la música.

Terminadas las tres vueltas -primera y tercera acompañadas de música-, la colcada salió por la calle mayor de Ca's Comte, y siguió por la Plaça de la Catedral, Roser y carrer de Sant Joan, atravesó la Placeta d'Artrutx hacia Salort i Farnés, Plaça des Cavallitos, tomando el camino de Sant Joan de Missa. Y todo continuó y todo continuará... hoy.