Música de todos los estilos se escuchó ayer en distintos puntos de Ciutat. Foto: JAUME MOREY.

TW
0

Son cubano, música clásica y mallorquina, jazz y latin/fusión. Todas estos estilos salieron ayer a la calle para celebrar su día: la Festa de la Música. Por primera vez, Palma se llenó de músicas con la idea de que la gente participara de la celebración, dejara lo que estuviera haciendo y se parara a escuchar. Funcionó. La primera función tuvo como escenario un lugar un tanto insólito: el tren de Inca. A las 8.40 de la mañana, el grupo Wonderbras ayudó a despertar a los dormidos pasajeros. Con su estética de los años 30, causaron sensación.

El recorrido por la ciudad empezó en la Plaça de l'Olivar. Las primeras notas se oían nada más entrar al mercado. Justo en el centro, el dueto de violoncelos Miquel Àngel Aguiló i Francesc Aguiló tocaban piezas del barroco. «Hay mucha gente que no va a conciertos de música clásica. Con esta iniciativa, somos nosotros los que buscamos a la gente», comentó Francesc Aguiló. La gente se paraba unos minutos, entre compra y compra, para escuchar las canciones. Laura, la camarera del bar, no parecía muy contenta. «Nos han dicho que nos callemos para que se pueda oír la música. Estoy indignada», dijo. Quien sí disfrutó con la actuación fue María. Para ella, llevar la música a la calle «ayuda a que la gente tenga más cultura».

Siguiendo con el trayecto, en la Plaça Frederic Chopin actuó Això és l'Havana. «Pasaba por aquí y, al escuchar la música, me he parado y me he puesto a bailar», comentó Noelia. Y no sólo ella: toda la plaza bailó al son de la música tradicional cubana, incluso las autoridades que asistían al acto. Un grupo de chicas de una peluquería seguía el ritmo de las canciones desde el balcón. Alineadas, hacían sus coreografías. «Me ha sorprendido. La gente se ha detenido y se ha puesto a bailar», según Àngel Ramiro, fundador de Això és l'Havana.

Yemayé empezó su actuación a las 14.00 horas. «Para nosotros es un honor tocar en el Día de la Música», aseguró Isis, fundadora del grupo. Los turistas, asombrados, se paraban para hacerles fotos. Este sexteto animó a los transeúntes con su latin/fusión. Begoña los calificó de «maravillosos». Para demostrarlo, subió al escenario para felicitar a los artistas. La tarde empezó animada por las voces de Revelation, un grupo de Gospel compuesto por diez mujeres. A las 17.00, Wonderbras se bajó del tren con sus sombreros y tirantes y se acercó a s'Escorxador. El flamenco llegó de la mano de Benjamín Habichuela, en la Plaça Frederic Chopin.

A las 18.00 volvió la música cubana, esta vez en el Parc de la Mar. Aliados tocaron un poco de todo, desde bossanova hasta samba y merengue. A la misma hora en la Plaça Major, la Banda Municipal de Palma llevó a los ciudadanos sus pasodobles. Tracalada y Friend's fussion fueron los siguientes en tocar, dos grupos con estilos diferentes. Los primeros, música tradicional de Mallorca. Los segundos, jazz/fusión. Para terminar con la celebración, la música se recluyó en el Conservatori. Allí, la música clásica puso el punto y final.