Efraín Pérez, a bordo de una popular «gua-gua» en la zona de Pompayán.

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En este mundo en el que el dinero, las prisas y el consumismo nos tienen dominados, llaman la atención los deseos de algunas personas por recuperar esencias ancestrales, tan lejanas de nuestra realidad cotidiana. Es el caso de Efraín Pérez, un pintor colombiano afincado en Mallorca desde hace cuarenta años, que ha regresado a su tierra en busca de los indios guabianos, para vivir por unos días como lo hicieran sus antepasados, en total contacto con la naturaleza.

«Colombia es uno de los lugares más bellos y acogedores del mundo "asegura el artista", aunque por desgracia, como dijo el sociólogo Alain Tourain, está herida de muerte». Pero el pueblo colombiano «es fuerte y goza de un enorme empuje hacia la resurrección», añade, lo que constituye una esperanza de que el país consiga liberarse de una violencia que está tan encastrada en la sociedad que se convive con ella con naturalidad.

Precisamente con este problema de la violencia se topó Pérez de frente en su viaje a las tierras de los guabianos: «A pesar de los riesgos, resolví conocer el maravilloso e impactante Valle del Cauca, seguir hasta Pompayán, una de las ciudades coloniales más importantes del país, y alcanzar el objetivo de llegar a Silvia, donde viven los indios».

El encuentro con la tribu fue todo un choque de culturas, pues de los guabianos apenas se tenían datos, pues habitan una región dominada por la guerrilla. «Mi intención era observar sus costumbres, sus ropas, sus creencias, su forma de vivir», explica Pérez. Y así lo hizo. «Su indumentaria es de lo más curiosa, con un colorido muy vivo, rojo, azul, muy intenso», dice y añade que de todo ello tomó apuntes para poder pintar después escenas indígenas desde su estudio mallorquín.

Pero no sólo se aventuró en el interior del país en su última visita a Colombia, puesto que Efraín Pérez tuvo también la oportunidad de ultimar los detalles de un proyecto cultural de enorme interés: traer a Mallorca la obra de los grandes pintores de su país. Además, ha podido llevar él mismo sus paisajes mallorquines a Bogotá, donde ha participado en el Salón de Artistas Latinoamericanos y en el Festival Internacional de la Cultura, donde coincidió con artistas de 27 países. También ha expuesto sus obras en las Casas del Fundador en Tuján con enorme éxito.