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Eva y Emilio, conocidos en toda España por su paso por Gran Hermano, dejaron ayer Palma después de una visita fugaz para ver a Abraham, el hijo de Eva. Las dos nuevas estrellas de la tele viajaron hasta Barcelona, donde les esperaba Crónicas Marcianas. Pero antes de marchar, hablaron con nosotros.

De lo único que se queja Emilio, a quien me temo que el programa no le ha hecho justicia al mostrarlo como un tipo absorbente y un tanto ñoño, cosa que no es, sino todo lo contrario, es que «habiendo estado dos días en Palma no he visto el mar». Por lo demás, «todo va muy bien», incluso sus relaciones con Florencio, el padre de ella, «que mejorarán a medida que nos vayamos conociendo y tratando». Lo que sí salta a la vista es que entre ellos todo va viento en popa. «No sé cuándo nos casaremos "nos dijo Eva, sacando el billete", pero nos casaremos».

En una conversación más bien informal, sobre la marcha, en el trayecto que va desde el coche del padre hasta el mostrador del cheecking pasando por la oficina de venta de billetes, Eva nos cuenta: «He visto al niño muy bien, por lo que me voy tranquila. Me ausentaré sólo unos días y volveré a estar con él».

Lo que sí tiene claro es que «servir copas "antes del Gran Hermano trabajaba detrás de una barra" no lo haré más. No sé qué puedo hacer, pero seguro que eso no lo hago. Ahora tengo que cumplir una serie de compromismos, acudir a programas de televisión a que me entrevisten...». Le decimos que, para nuestro gusto, da muy bien en la tele, por lo que no nos extrañaría nada que le pudieran ofrecer algún trabajo en ella. «Sí, también me han dicho que doy muy bien ante las cámaras, pero no me han hablando de ningún trabajo... aunque estoy abierta a ofertas».

Es evidente que lo de haber regresado a la vida cotidiana lo lleva mejor él que ella. «Todavía me cuesta un poco... "dice Eva". No sé, pero me sorprende que la gente me pare por la calle o me señale o me reconozca». También se ha encontrado con muchas cosas que han sucedido mientras ella estaba allí dentro, que debe ir asimilando. En cambio, Emilio lo lleva mejor. Ha tenido más tiempo de aclimatarse que ella, «pero yo estoy acostumbrado a la popularidad ya que, ¿sabes?, tengo muchos amigos famosos, y como voy a veces con ellos, pues...».