La IV Trobada de Violinistes de la Mediterrània ha llamado la atención de los aficionados a la música.

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La educación musical es un tesoro que tenemos en Mallorca y que hay que explotar». Así expuso ayer en Lluc el director general de Personal Docente de la Conselleria d'Educació, Arnau Amer, con satisfacción por el ambiente vivido en la IV Trobada de Joves Violinistes de la Mediterrània, celebrada este fin de semana en el Santuario de Lluc. Los niños y niñas amantes de la música y del violín, acompañados de sus familiares, llenaron ayer de buena música la sala de actos de la escolanía. La música podía oírse desde todas las dependencias del monasterio.

El encuentro se inició el pasado jueves en la biblioteca del Conservatorio de Palma con una exposición de Lutheria, arcos e instrumentos de cuerda de luthier de Rímini. El viernes el artista Pio Sbrighi ofreció una conferencia de Lutheria en el Conservatorio, pero el acto más esperado de toda la jornada fue el concierto de clausura celebrado ayer y en el que niños de pocos años demostraron acompañados de sus pequeños violines sus excelentes cualidades para la música.

Un total de ocho grupos divididos en diferentes niveles se dieron cita en la sala de actos de la Escolanía de Lluc para interpretar una treintena de piezas. Antes del concierto, los jóvenes músicos recibieron gorras y camisetas y participaron de un tentempié. A la presentación del concierto asistieron el rector del monasterio, Jaume Reynés, y un representante de la Conselleria d'Educació, que recibió de manos de Bernat Pomar, presidente del colectivo El Meu Violí, una placa conmemorativa del encuentro musical.

Después del concierto todos los participantes que así lo quisieron participaron de una comida en la que no faltó el arroz. El encuentro, organizado por la asociación El Meu Violí, estaba patrocinado por el Govern de les Illes Balears, pero contó con el soporte del Ajuntament de Palma y con el patrocinio de numerosas empresas de la Isla. El encuentro de violinistas del Mediterráneo se ha convertido ya en todo un clásico dentro del panorama insular. Se celebró por primera vez en el año 1998 en Son Servera con la participación de 150 niños y jóvenes violinistas de Mallorca, una cifra que se ha visto doblada este año.